A todos los gobernantes y cónsules, jueces y autoridades de toda la tierra, y a todos los demás a quienes llegue esta carta, el hermano Francisco, su pequeño y despreciable siervo en el Señor Dios, les desea salud y paz.
Recuerden y piensen que el día de la muerte se aproxima. Les ruego, por lo tanto , con todo respeto, que no se olviden del Señor, ocupados como están en los cuidados y las preocupaciones de este mundo. Obedezcan sus mandamientos, porque todos los que olvidan al Señor y se apartan de sus mandamientos son malditos, y Él los olvidará.
Y, cuando llegue el día de la muerte, les arrebatarán todo lo que creían poseer. Y cuando más sabios y poderosos hayan sido en este mundo. tanto más sufrirán en el infierno.
Por lo tanto , les aconsejo, señores míos, que , dejando de lado todo cuidado y preocupación, reciban con devoción la comunión del santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo en su santa memoria.
Tributen al Señor tanto honor en medio del pueblo que se les ha encomendado, que cada tarde un pregonero proclame o anuncie, por medio de otra señal, que todo el pueblo debe elevar alabanzas y dar gracias al Señor Dios omnipotente. Y, si no hacen esto, sepan que tendrán que dar cuenta ante el Señor Jesucristo, su Dios, en el día del Juicio.
Los que lleven consigo esta carta, y la observen, sepan que son benditos del Señor. —
Recuerden y piensen que el día de la muerte se aproxima. Les ruego, por lo tanto , con todo respeto, que no se olviden del Señor, ocupados como están en los cuidados y las preocupaciones de este mundo. Obedezcan sus mandamientos, porque todos los que olvidan al Señor y se apartan de sus mandamientos son malditos, y Él los olvidará.
Y, cuando llegue el día de la muerte, les arrebatarán todo lo que creían poseer. Y cuando más sabios y poderosos hayan sido en este mundo. tanto más sufrirán en el infierno.
Por lo tanto , les aconsejo, señores míos, que , dejando de lado todo cuidado y preocupación, reciban con devoción la comunión del santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo en su santa memoria.
Tributen al Señor tanto honor en medio del pueblo que se les ha encomendado, que cada tarde un pregonero proclame o anuncie, por medio de otra señal, que todo el pueblo debe elevar alabanzas y dar gracias al Señor Dios omnipotente. Y, si no hacen esto, sepan que tendrán que dar cuenta ante el Señor Jesucristo, su Dios, en el día del Juicio.
Los que lleven consigo esta carta, y la observen, sepan que son benditos del Señor. —
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